Los científicos de Neuralink lograron instalar con éxito un chip cerebral en una tercera persona. Este nuevo paciente se llama Brad Smith, y de acuerdo con lo que podemos apreciar en las redes sociales, logró recuperar el habla de manera artificial, gracias al dispositivo y a la inteligencia artificial.
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Brad Smith sufre de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad progresiva que afecta las células nerviosas del cerebro y la médula espinal, de manera progresiva.
Todo inició con una lesión de hombro, que nunca sanaba y terminó en su estado actual: no puede mover ninguna parte de su cuerpo, a excepción de los ojos y las comisuras de la boca (esquinas donde se unen el labio superior y el labio inferior).
Dicha condición lo deja en un estado prácticamente inmóvil que ni siquiera le permite hablar. Ahora, gracias a que tiene el chip de Neuralink, empresa de Elon Musk, recuperó el habla gracias a una computadora.
Brad Smith controla un cursor de una MacBook Pro, gracias al chip de Neuralink. Introduce un texto en la máquina y la inteligencia artificial de Grok logra traducir su texto hacia el sonido. La voz que escucharán en el video que les vamos a compartir, es la misma del paciente, que se grabó antes de que perdiera la capacidad de hablar.
Algo interesante que cuenta el mismo paciente, es que el chip de "Neuralink no lee mis pensamientos más profundos ni las palabras que pienso". Eso responde la pregunta de quienes temen que la empresa pueda acceder a la mente de cualquier persona que se instale este dispositivo.
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“El chip de Neuralink se instala en una zona del cerebro que controla la intención de movimiento de un cirujano robótico similar a una máquina de coser. Este mismo extrae un pequeño trozo del cráneo, conecta los electrodos en forma de hilo a ciertas áreas del cerebro, sutura el orificio y el único resto visible es una cicatriz dejada por la incisión”, explica el paciente en el video, según reseña de Daily Mail.
“Los hilos son colocados por un robot a sólo unos milímetros de mi cerebro, evitando los vasos sanguíneos, por lo que casi no hay sangrado”, añadió Smith.
“Se conecta al ordenador a través de Bluetooth y el ordenador realiza gran parte del procesamiento. La IA procesa estos datos en una MacBook Pro conectada para decodificar mis movimientos previstos en tiempo real para mover el cursor en la pantalla”, sostuvo Brad Smith.