Death Stranding 2 ha conquistado a crítica y jugadores con su mezcla de exploración, drama y locura sci-fi. Pero más allá del aplauso general, hay un problema que preocupa: algunas consolas están alcanzando temperaturas dignas de una estación volcánica cada vez que se abre el mapa del juego.
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El mapa maldito (o muy exigente)
Apenas semanas después del lanzamiento, algunos usuarios comenzaron a notar algo inusual: mientras disfrutaban de su travesía entre lluvias temporales y dilemas existenciales, sus consolas empezaban a rugir como si estuvieran a punto de despegar.
Poco después, aparecía la temida advertencia de sobrecalentamiento. Y la raíz del problema parecía clara: la pantalla del mapa.
Sí, abrir el mapa —ese respiro que normalmente usarías para planear tu ruta o simplemente orientarte— podría estar llevando la GPU de la PS5 a niveles extremos.
Algunos jugadores han propuesto que esto se debe a una especie de “desbloqueo” temporal del framerate, lo que haría que el sistema trabaje de más justo cuando debería relajarse.
Parcheado, pero no del todo
Un parche reciente prometía mitigar el problema. Y en parte lo hizo: algunos usuarios pueden usar el mapa unos segundos más antes de que su consola empiece a rugir. Pero para otros, el alivio fue tan breve como una entrega de Sam Bridges en modo automático.
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La experiencia sigue siendo arriesgada, especialmente en consolas PS5 estándar y Slim, aunque incluso un usuario de PS5 Pro confesó que su consola ardía como pizza recién salida del horno.
¿Demasiado juego para esta generación?
Death Stranding 2 es ambicioso, y como buen juego de Hideo Kojima, no escatima en detalles técnicos. Pero si hay algo que este caso está dejando claro, es que incluso el hardware de última generación tiene límites físicos muy reales.
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Mientras se espera otro parche que ataque directamente la raíz del sobrecalentamiento, el consejo es simple: mantené tu PS5 bien ventilada, tratá de no dejar el mapa abierto y, si podés, evitá jugar cerca de las ventanas en verano.